Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad
El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es una disfunción de origen neurobiológico que conlleva una inmadurez en los sistemas que regulan el nivel de movimiento, la impulsividad y la atención.
“El TDAH puede presentarse con hiperactividad o sin ella”, especifica a DMedicina Azucena Díez, presidenta de la Sociedad Española de Psiquiatría Infantil de la Asociación Española de Pediatría y miembro del departamento de Psiquiatría de la Clínica Universidad de Navarra. “Estos niños tienen menos capacidad para atender o se mueven más de lo que se esperaría para su edad”.
Dado que es un trastorno del neurodesarrollo, para que se considere TDAH los síntomas tienen que aparecer antes de los 12 años. Si no aparecen antes, no se puede hacer un diagnóstico. “No hay TDAH que comience en la edad adulta”, añade.
Causas
La causa principal del TDAH es la herencia. Aproximadamente el 75 por ciento de los casos con este trastorno tiene causas de origen genético. No obstante, determinar este origen es complicado ya que la patología no la causa un solo gen y además estos genes interactúan entre ellos. Hay muchos implicados, principalmente los sistemas que regulan la dopamina, la adrenalina, la serotonina, etc. Es una herencia poligénica y compleja porque también interactúan entre ellos, etc.
Además del origen genético, Díez explica que hay una serie de factores, los denominados perinatales, que están relacionados con el embarazo, el parto y los primeros meses de vida que también pueden producir TDAH. Estos son el consumo de tabaco y alcohol durante el embarazo o la presencia de sufrimiento fetal, entre otros.
Síntomas
Los niños con TDAH son muy inquietos impulsivos y tienen problemas para prestar atención y concentrarse. A pesar de intentarlo, son incapaces de escuchar correctamente, de organizar sus tareas, de seguir instrucciones complejas, de trabajar o jugar en equipo. El actuar sin pensar (la conducta impulsiva) provoca problemas con padres, amigos y profesores. Suelen ser niños inquietos, siempre en movimiento, incapaces de permanecer sentados mucho tiempo o con una constante inquietud (que se ve en tamborileo de dedos o en el movimiento constante de los pies o las piernas).
Esta patología puede afectar negativamente al rendimiento de los niños en el colegio, así como a otros aspectos de su vida familiar y social.
Diagnóstico
El diagnóstico es complejo y se realiza a través de la observación de la conducta del niño y de una entrevista clínica con los padres o los cuidadores. “Es muy importante que en la entrevista siempre haya información, aunque sea indirecta, de los profesores, de cómo ven ellos al niño en clase”, indica la psiquiatra.
De forma complementaria pueden realizarse test con escalas de evaluación de la conducta, rellenadas por los padres, profesores y otros cuidadores del niño. Proporcionarán información acerca de la gravedad del trastorno, de la presencia e importancia de otros trastornos psiquiátricos o de diversos problemas de comportamiento y podrán ser de ayuda a la hora de valorar la eficacia de los tratamientos aplicados.